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Argentina: La revolucion ausente

Jorge Beinstein :: 23.08.01

Sumergida en una cienaga que la va tragando, la sociedad argentina experimenta un salto cualitativo siniestro, luego de tres largos años de recesion y en virtual cesacion de pagos externos ha comenzado a transitar una depresion alentada por su propio gobierno que radicaliza la estrategia neoliberal.

El proceso de decadencia esta ingresando en una nueva etapa, la de la instalacion del “sistema de penuria” cuyas componentes decisivas seran la baja intensidad de las actividades economicas y la presencia abrumadora de masas marginales e indigentes.

El ajuste actual con el argumento de buscar el “deficit fiscal cero” esta logrando una descomunal contraccion del consumo via reducciones de salarios publicos y jubilaciones (induciendo asi a caidas importantes de los salarios privados). Si continua este proceso podrian llegar a producirse dos hechos decisivos para la reproduccion del sistema: primero el achicamiento de manera durable de las importaciones obteniendose un superavit del comercio exterior y en consecuencia excedentes de divisas que “ayudaran” al Estado a seguir pagando los intereses de la deuda1 asegurando al mismo tiempo las remesas de beneficios empresarios al exterior y segundo, una baja significativa de los salarios aumentando las tasas de beneficios de los grandes grupos economicos (que compensaran asi la contraccion del mercado interno). En sintesis, nos encontramos ante un gran saqueo de los ingresos y patrimonios de la mayoria de la poblacion en beneficio de las mafias financieras locales-transnacionales. Ese fenomeno es el resultado, forma parte de la crisis general del capitalismo argentino (convertido en un sistema de depredacion insaciable) que a su vez converge con la rapida desaceleracion de la economia mundial impulsada por los paises centrales principalmente Estados Unidos.

¿Se aproxima la recesion global?

Los tres motores de la economia global, Japon, Alemania y EE.UU se desaceleran al mismo tiempo, a diferentes ritmos pero interactuando negativamente, potenciando mutuamente sus debilidades. En Estados Unidos la euforia bursatil y consumista de los años 90 ha quedado bien atras, caen los beneficios industriales, aumenta la capacidad productiva ociosa y la descocupacion, la tasa de crecimiento del Producto Bruto Interno que superaba holgadamente el 3 % anual en los ultimos años sera bien inferior al 2% en 2001 (algunos expertos basandose en los malos resultados del primer semestre pronostican una tasa de crecimiento anual del orden del 1 %)2. Al achicarse las importaciones norteamericanas (que representan algo menos del 20 % de las importaciones globales) se comprime el comercio internacional impactando a las otras naciones desarrolladas3, Alemania ve caer su nivel de expansion (que rondara el 1 % este año) y Japon espera tener crecimiento negativo (luego de mas de diez años de estancamiento). El proceso de hipertrofia financiera de la decada pasada que los medios de comunicacion presentaban como auge mundial de la economia de mercado expresaba la profundizacion de su crisis y estuvo marcado por una sucesion de turbulencias que anunciaban el desenlace actual (estallido de la burbuja financiera japonesa a comienzos de los 90, crisis mexicana a fines de 1994, crisis asiatica en 1997, derrumbe ruso en 1998, crisis brasileña a comienzos de 1999). La rapiña financiera internacional alimentaba al gigante norteamericano nutria sus euforias bursatiles que involucraban a mas del 50 % de la poblacion de ese pais, posibilitaba el consumismo y el endeudamiento individual incesante4, el equipamiento caotico de la industria, el sostenimiento de un deficit comercial desmesurado. A su vez Japon y la Union Europea participaban del festin, jugaban a la alta especulacion global, vendian sus productos e invertian en el mercado norteamericano y en otros paises empujados por su dinamica parasitaria. Pero ahora la fiesta se esta terminando, la caida de la economia productiva arrastra a las redes financieras hacia turbulencias de gran magnitud. Los paises perifericos luego de haber soportado numerosos embates especulativos que fragilizaron aun mas sus economias sufren el repliege de capitales hacia las naciones centrales lo que encarece los prestamos que solicita, incrementa las sobretasas de interes usurarias que tiene que pagar (el famoso “riesgo pais”). Algunos estados subdesarrollados, los mas deteriorados desde el punto de vista financiero como Nigeria, Ecuador o Argentina son especialmente afectados. Lo que algunos organismos internacionales como el el FMI o el Banco Mundial anunciaban como el proximo “aterrizaje suave” de la economia norteamericana se ha ido convirtiendo con el correr del año 2001 en caida profunda, la probabilidad de que esta nueva realidad precipite una recesion global es ahora muy alta. Es en este contexto internacional de crisis ascendente que debemos insertar la realidad argentina.

Saqueo y recesion

Nuestro pais expresa de manera exacerbada (periferica) la declinacion global. Su situacion actual aparece como la culminacion de la era neoliberal iniciada por el gobierno de Menem y profundizada por De La Rua en la cual funciono un mecanismo de pillaje liderado por grupos financieros transnacionales (de los que forma parte la lumpenburguesia local) y un reducido nucleo de empresas extranjeras (servicios privatizados, petroleo, etc.) operando con altisimas tasas de ganancias. Fueron saqueados patrimonios e ingresos publicos, recursos naturales, estructuras productivas e ingresos privados. El remate a bajo precio de empresas estatales de servicios fue sucedido por el cobro de tarifas muy altas que absorbieron ingresos del conjunto de la economia, la transferencia de aportes previsionales a los fondos privados de jubilaciones (las “AFJP”) genero un enorme deficit fiscal factor decisivo del endeudamiento externo, la apertura importadora reforzada por la sobrevaluacion creciente de la moneda local (meta principal del “plan de convertibilidad”) causaron la desaparicion de areas importantes de la industria y el incremento de la desocupacion lo que a su vez facilito la precarizacion laboral y el deterioro de los salarios. En un primer periodo (1991-1994) el saqueo fue compensado con fondos provenientes de las privatizaciones, ingresos de capitales especulativos y narcodolares, de ese modo el Producto Bruto Interno crecio aunque ampliando los desequilibrios, pero desde mediados de los años 90 (cuando las desnacionalizaciones habian concluido) la reproduccion del proceso depredador pudo ser prolongada gracias al crecimiento de la deuda externa que cubria el deficit fiscal y el desarrollo de una amplia diversidad de negocios parasitarios. Hacia 1998 el ritmo de expansion de la deuda empezaba a ser al mismo tiempo “insuficiente” (desde el punto de vista de las necesidades del sistema) y “demasiado grande” (comparado con la capacidad de pago del pais), Argentina se endeudaba para poder pagar a los acreedores externos, el circulo vicioso del endeudamiento infinito desato la conocida loca carrera hacia la cesacion de pagos (el “default”).

Ello se combino con las turbulencias financieras globales iniciadas en Asia del este (1997) y Rusia (1998) que marcaron el fin del derrame de fondos especulativos (legales e ilegales) hacia la periferia. Empezo la recesion argentina porque el saqueo de riquezas no encontraba contrapesos financieros suficientes, la economia neoliberal ingresaba asi en una depresion estructural acumulativa.

Desde una vision de largo plazo, abarcando el ultimo cuarto de siglo podriamos señalar tres grandes saltos cualitativos del capitalismo argentino, el primero entre 1975 y 1976 (descomposicion del gobierno peronista, implantacion de la dictadura) fue el inicio de una transformacion durable marcada por la hegemonia de grupos parasitarios, integrados a las redes financieras y mafiosas internacionales que fue devorando el tejido productivo, el segundo entre 1989 y 1991 golpeo a una sociedad mucho mas deteriorada e instauro el dominio total de dichos grupos, el tercer salto se esta realizando ahora y consiste en la instalacion de la “economia de penuria”. Lo que se produjo en ese largo periodo no fue una reconversion productiva al estilo de la emergencia del sistema agroexportador de fines del siglo XIX y de la industrializacion de los años 30 y 40 sino una degeneracion parasitaria cuya trayectoria estuvo cubierta por numerosas turbulencias y manotazos financieros, mezclados con efimeros periodos relativamente calmos durante los cuales se acumulaban desequilibrios que desataban nuevos desordenes. La euforia menemista, entre 1991 y fines de 1994 fue el caldo de cultivo de la recesion de 1995 (acentuada por la crisis mexicana), la seudoreactivacion iniciada en 1996 acelero el endeudamiento externo y el saqueo interno, preparo la recesion inaugurada en 1998 que a su vez derivo en el desastre actual. El momento presente aparece a la vez como la nueva etapa de la decadencia pero tambien como el hundimiento en una forma de barbarie radicalmente diferenciada de todo lo anterior, tragicamente novedosa.

La economia de penuria

Diversos rasgos definen ese futuro negro. En el plano economico la eternizacion del ajuste significara colocar al Estado al servicio exclusivo del pago de los intereses de la deuda cuyo peso abrumador impondra una presion fiscal muy alta y un bajo nivel en los otros gastos publicos como salarios y jubilaciones que ahogaran todo renacimiento significativo del consumo ampliando la desocupacion y la precarizacion laboral. Por otra parte el mantenimiento de los superbeneficios del sector financiero y las empresas privatizadas acorralara a las empresas nacionales sobrevivientes (especialmente a las pymes) y colocara una segunda lapida sobre la demanda de las clases medias y bajas. Por supuesto el credito internacional no podra ser recompuesto de manera significativa durante mucho tiempo, la insolvencia o debil capacidad de pago argentina durara mientras exista la superdeuda y el sometimiento al pago irrestricto de sus intereses. Seremos una economia funcionando a baja intensidad de tipo colonial gobernada por los usureros.

Esto producira un efecto devastador en el plano social, la desocupacion y subocupacion creceran en progresion geometrica lo que arrastrara (ya lo esta haciendo) a un amplio abanico de actividades informales cuyos nuevos desocupados no figuran en las estadisticas oficiales, la extension y agravamiento de la pobreza y la marginalidad significara por ejemplo la hipertrofia de la indigencia urbana, la desaparicion en esos sectores de servicios (salud, educacion y otros) considerados hasta ahora conquistas basicas de la civilizacion. Resulta dificil imaginar esa nueva Argentina miserable que tendra muy poco que ver con las descripciones conocidas de las sociedades perifericas pobres del pasado consideradas “atrasadas”, por el contrario nos encontramos ante fenomenos de postmodernizacion decadente, que empezaron a emerger en los años 90, los casos de la ex URSS y varios paises de Europa del Este nos pueden ser de utilidad en lo que concierne el proceso de degradacion social de poblaciones modernas, incluyendo fenomenos ineditos de implosion cultural.

Estado, politica y miseria

Debemos precisar un poco el tipo de mutacion que esta sufriendo el estado señalando que la dinamica “ajuste-crisis-ajuste” va eliminando sus estructuras y funciones tradicionales heredadas de mas de un siglo de desarrollo capitalista que cubrian aspectos tales como la educacion y la salud publicas, las grandes obras de infraestructura, la seguridad social, el empleo publico provincial, etc., altamente deterioradas durante los años 90 pero todavia sobreviviendo (de manera agonizante). A la economia de penuria le corresponderia un estado pequeño y centralizado estructurado en torno de tres orientaciones basicas: primero, la recaudacion de impuestos y recuperacion de divisas destinados sostener los pagos de la deuda externa y el envio al exterior de beneficios de los grupos economicos dominantes. Segundo, la represion de las protestas populares (articulando estructurales estatales y “privadas” formales e informales) y tercero, la organizacion de sistemas de contencion social, de control de la pobreza, de sus expresiones hostiles al sistema.

Represion y contencion son las dos caras de una misma moneda. La miseria extrema de grandes sectores sociales es una componente fundamental del sistema, para que este persista en el tiempo debera protegerse de sus victimas, los millones de argentinos sumergidos, que tendran que pelear contra sus verdugos para sobrevivir. Domesticar, contener, controlar a los miserables, a los marginados y superexplotados es hoy para el capitalismo argentino la prioridad estrategica numero uno. Desde mediados de los años 90 en el Banco Mundial, en el Departamento de Estado de los Estados Unidos y otras estructuras imperiales se vienen gestando y promoviendo proyectos de contencion social en la periferia, especialmente en America Latina sobre la base de que las transformaciones neoliberales de la economia hunden en la pobreza a enormes masas sociales urbanas y rurales y que debe ser frenado su descontento. El armado de “redes de contencion social” a traves de subsidios a los indigentes es un objetivo clave del sistema regional de dominacion complementario de diversos instrumentos represivos (”Plan Colombia”, reconversion y creacion de fuerzas represivas nacionales y regionales especiales, etc.). El gobierno norteamericano, sus socios de la OTAN, la Iglesia, etc., acompañados logicamente por la alta burguesia local) promueven en nuestro pais esos operativos de institucionalizacion de la miseria. Reprimir a los discolos y al mismo tiempo integrar en la degradacion a quienes, conformandose con su situacion, acepten la caridad de los ricos. La ministra de trabajo, Patricia Bullrich, viene proponiendo la transformacion de las protestas piqueteras en “organizaciones solidarias” legales encargadas de gestionar “planes trabajar” y distribuciones de bolsas de alimentos. Sueña con la constitucion por esa via de una suerte de burocracia de la marginalidad, obviamente corrupta, instrumento docil de los politicos del regimen y los organismos de seguridad. En el mismo sentido apuntan proyectos de aparente “inspiracion cristiana” de subsidios a los desocupados que buscan desviar las luchas encauzandolas hacia ese objetivo unico, exclusivo, obviando, dejando de lado “por el momento” las exigencias de cambios profundos en la estructura economica y social, es decir temas tales como la suspension del pago de la deuda externa, la renacionalizacion de las empresas privatizadas y la seguridad social, etc. Oponer reclamos esenciales de sobrevivencia inmediata a programas mas amplios de cambio constituye un viejo truco conservador, una bien conocida trampa destinada a bloquear, desviar y dividir a los de abajo.

Obviamente este andamiaje de contencion-represion es antagonico con la vigencia amplia de las libertades democraticas, su complemento politico no puede ser otro que una forma de poder de tipo dictatorial, autoritario, mas alla de los maquillajes circunstanciales (probablemente “civiles”) que deba adoptar.

La predica actual acerca del “costo de la politica” impulsada por los medios de comunicacion locales, el Banco Mundial mas el propio gobierno y los partidos politicos del regimen utilizando como justificacion su propia corrupcion apunta en realidad a reducir o eliminar espacios de representacion democratica (nacionales, provinciales, municipales).

El futuro de la involucion

Pero nada asegura la permanencia de este regimen. Un primer obstaculo sera el descontento popular que viene erosionando la legitimidad de las vallas de contencion sindicales y politicas tradicionales y desarrollando luchas desde abajo, no institucionales, por ejemplo los cortes de rutas en crecimiento exponencial.

Un segundo obstaculo esta constituido por el contexto internacional signado por la crisis con centro en los Estados Unidos y Japon pero incluyendo tambien a la Union Europea y afectando al conjunto de la periferia, todo ello comprime el comercio internacional, castigando especialmente los precios de los productos vendidos por los paises subdesarrollados, caotiza los flujos financieros, encarece los prestamos demandados por las regiones pobres, hace subir las sobretasas usurarias (”riesgo pais”) a que se ven sometidas. En America Latina esto se expresa a traves de la desestabilizacion de los regimenes neoliberales.

Un tercer factor a considerar es el caracter inestable del capitalismo argentino dominado por una logica de depredacion insaciable, donde el achicamiento de la economia nacional deberia incentivar la voracidad relativa de la mafia financiera, las contradicciones entre intereses en su interior, la descomposicion de sus elites politicas, el desmantelamiento de los estados provinciales y del aparato estatal nacional. Cada una de esas dificultades para la consolidacion del sistema encontraran formas, tentativas mas o menos eficaces de correccion. La reproduccion de ensayos de contencion popular a traves del asistencialismo, de demagogias politicas centristas, semiprogresistas, populistas conservadoras u otras combinada con represiones selectivas es previsible. Los Estados Unidos intentan compensar el descontrol en la region con nuevos esquemas de dominacion, combinando ofensivas economicas (como el ALCA o las dolarizaciones) y militares (el Plan Colombia) con estrategias de reconversion de estructuras represivas locales. En fin, el desorden del regimen argentino, de su sistema de poder siempre puede generar convocatorias al cese o reduccion de las rencillas internas, a la “unidad nacional” ante eventuales peligros de desborde de las masas sumergidas.

No es seguro el derrumbe del sistema, tampoco lo es su permanencia a mediano o largo plazo, nos encontramos ante un final no definido de antemano donde la lucha de clases, la confrontacion entre los de arriba y los de abajo, entre la reproduccion ampliada de la decadencia y la rebelion de las victimas tendra la ultima palabra.

Contrarrevoluciones

Todo lo expuesto sugiere una vision del pasado mas extendida cubriendo unas cinco decadas de la historia argentina, desde mediados de los años cincuenta. Durante ese largo periodo se produjeron dos contrarrevoluciones (la primera en 1955 y la segunda en 1976) que consolidaron, aseguraron el proceso de declinacion de muestro capitalismo subdesarrollado, cuya ultima prosperidad, industrial (años 40 y 50) habia encontrado serios limites locales e internacionales que agotaron su empuje inicial.

El golpe militar de 1955 expreso un cambio decisivo en las relaciones de poder favorable a los Estados Unidos y a una conjuncion de fuerzas burguesas internas y externas que a partir de ese momento desarrollaron un prolongado esfuerzo de penetracion imperialista (financiera, industrial, etc.) y desarticulacion de estructuras economicas proteccionistas, de distribucion de ingresos hacia las clases bajas, educativas, sanitarias, etc., que fue degradando el mercado interno, el tejido industrial, el sistema de transportes, las empresas publicas de servicios. Esa dictadura militar inicio un complejo camino de dominacion, zigzageante, con marchas y contramarchas, empates provisorios, con golpes de estado y gobiernos civiles nacidos de la proscripcion electoral del peronismo, modernizaciones culturales (impactando a un amplio abanico de sectores sociales pero principalmente a las capas medias) paralelas a la acentuacion del subdesarrollo economico y la polarizacion social.

Pero ese pais entre estancado y declinante engendro fuerzas de resistencia y ruptura, tentativas de superacion del sistema cuya expresion mas alta fue la insurgencia revolucionaria de los años 60 y 70 con centro en un sujeto historico inesperado, la juventud radicalizada de las capas medias encabezando en la culminacion de su lucha a grandes sectores populares. Sin embargo esa embestida fue insuficiente tanto desde el punto de vista de su capacidad de convocatoria, como de su estructuracion ideologica y organizativa. Un capitalismo sin destino positivo pudo bloquear y luego arrasar a esa rebelion, las Fuerzas Armadas fueron el ejecutor sanguinario de la contrarrevolucion que desde 1976 acompaño al genocidio con cambios economicos y sociales que forjaron, instalaron un nuevo sistema de dominacion de tipo parasitario.

1955 y 1976 marcaron dos momentos decisivos de nuestra historia, dos enviones hacia abajo, hacia el desastre de una sociedad periferica cuyas posibilidades de renovacion capitalista eran muy debiles, casi inexistentes, pero que sin embargo no pudo generar cambios (sujetos) revolucionarios que saltaran por encima de sus bloqueos burgueses.

En el año 2001 nos encontramos en los inicios de una tercera contrarrevolucion, las mas profunda y retrograda de todas. La trampa conservadora esta nuevamente montada, aunque nunca como ahora el grado de integracion (economica, politica, ideologica, institucional) de la mayoria de la poblacion al sistema ha sido tan floja, tan carente de ilusiones. Ello reduce su capacidad operativa a mediano y largo plazo, plantea la posibilidad concreta de la emergencia de una insurgencia popular nueva, heredera de las anteriores pero cargada de una enorme densidad social, de un potencial de ruptura jamas antes visto en Argentina.

Reproduccion conservadora, ruptura, crisis

La persistencia del pais burgues (incluidas sus contrarrevoluciones, reformas fracasadas y estafas electorales) ha requerido la presencia dominante de mecanismos ideologicos e institucionales destinados a evitar, controlar y eventualmente aislar desbordes y radicalizaciones que podrian poner en peligro su existencia.

La sociedad argentina de hoy aparece polarizada entre una abrumadora mayoria de pobres, marginales e indigentes, de trabajadores, profesionales y pequeños empresarios precarios a la que se opone una mafia depredadora rodeada por un pequeño porcentaje privilegiado de la poblacion. Sin embargo este corte visible y la inestable serie de eslabones sociales intermedios se encuentran atravesados por una trama cultural conservadora, red de seguridad esencial del sistema, envoltorio dificil de quebrar que bloquea las salidas, alimentando al (y nutriendose del) proceso de decadencia, atrapando a una amplia variedad de dirigentes y estructuras politicas, sindicales y sociales cuyo rasgo comun es la no-transgresion de los limites del sistema, el convencimiento irracional de que el Poder es inexpugnable, todopoderoso. Al interior de ese clima ideologico degradado la ìrevolucionî (concreta, practicable) aparece como una idea descabellada precisamente en el momento historico en que la via revolucionaria, de ruptura radical contra el regimen declinante es el unico camino realista, posible de superacion positiva de la crisis.

Dentro de ese pantano tienen un lugar destacado el centroizquierda politico en su eterna busqueda de un capitalismo con rostro humano (recordemos al casi olvidado alfonsinismo-progre de los 80 o al Frepaso de los 90) y el oportunismo sindical, desde las andanzas de Ubaldini en los 80 hasta el doble juego (ahora al descubierto, desacreditado) de la CGT “rebelde” y de la CTA que se esmera actualmente en imponerle un perfil “light” a la movilizacion piquetera reduciendola asi a la impotencia. Pero tambien debemos incluir a las izquierdas enanas, sin vocacion de poder, vegetando embrolladas en sus galimatias sectarios. Todo ello forma parte de un mundo en decadencia, que refuerza, remacha con su miseria moral la miseria material de los sumergidos sociales.

Temeroso de la rebeldia de los oprimidos, el sistema en crisis extrema sus dispositivos de control y bloqueo, anula o minimiza de manera virtual, comunicacional la protesta que emerge desde el subsuelo pero al hacerlo degrada, desprestigia a sus intermediarios, tapona las vias de escape, contribuye sin quererlo a la sobreacumulacion de presion contestataria, de bronca popular. En realidad hace lo unico que puede, la logica de la crisis sobredetermina su comportamiento. Esa dinamica perversa se apoya en la ausencia de la revolucion como proyecto y como bandera de lucha, antagonica a la degradacion general, que solo puede estructurarse, extenderse, consolidarse desde abajo si su enemigo capitalista retrocede, se desordena, se desestructura. El oprimido empieza a existir como ser humano, a conquistar su dignidad solo cuando el opresor empieza a morir.

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Notas

1.Obviamente esta “ayuda” puede resultar insuficiente dado el elevado grado de endeudamiento publico de Argentina.

2.Philippe Lafournier, “Le diagnostic. 2002 la dependence d’une eventuelle reprise aux Etats-Unis”, Centre de Prospective de L’Expansion, Paris, 7 juillet 2001.

3.Segun la mayor parte de los pronosticos las exportaciones mundiales reduciran su expansion del 13 % en 2000 a menos del 3 % en 2001, Ibid.

4.El endeudamiento privado individual y familiar llegaba hacia fines del año pasado a la cifra record del 120 % del Producto Bruto Interno. Fuente: Bank for International Settlements (BIS), 71st Annual Report 2000-2001. Basilea.


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