La corte de admiradores derechistas o progresistas del capitalismo global, que nos apabulló en los últimos años con sus reiteraciones acerca de la solidez del sistema, está ahora en pleno repliegue táctico; sus integrantes ya no niegan la crisis pero intentan quitarle dramatismo, acortar sus raíces y amplitud. Algunos ensayan explicaciones anecdóticas, otros la califican como crisis cíclica, es decir pasajera, la mayor parte se refugia en la explicación simplista que reduce el fenómeno a una gran perturbación financiera combinada con un brote pesimista de los consumidores norteamericanos provocado por los deudores morosos de los Estados Unidos (que no pagan sus créditos inmobiliarios)… y por quienes les otorgaron prestamos de manera demasiado generosa.
La Haine