Una conversación con Jorge Beinstein sobre la “crisis general de la civilización burguesa” y la necesidad de radicalizarse hacia la izquierda, que avancen los de abajo

Una avalancha de acontecimientos ha sepultado por completo los pronósticos conservadores de los triunfadores de Guerra Fría, el futuro ya no será un mas-de-lo-mismo

Septembre 2008 a marqué un point d’inflexion dans le processus de récession qui s’est développé aux Etats-Unis tout au long de cette année là: le système financier a explosé et la récession a commencé à s’étendre rapidement au niveau planétaire alors que de très clairs symptômes de passage global à la dépression étaient manifestes, l’existence de cette dépression a commencé à être seulement admise depuis le début de 2009.

El hundimiento del centro del mundo como detonador de la depresión económica significa el despliegue de una cadena global de crisis (económicas, políticas, sociales)

En las grandes potencias la intervención voluntarista y militarista del Estado estuvo siempre presente, aunque al servicio de un capitalismo globalizado y financierizado

La crisis crónica de sobreproducción asociada a la superexplotación de los recursos naturales apunta ahora claramente hacia una crisis general de subproducción

1. El mundo vive hoy una situación de conmoción aún poco comprendida y los medios de comunicación comprometidos con los grandes intereses económicos que controlan el planeta tratan de hacer creer a los pueblos que se trata de simples y transitorios problemas fácilmente superables

Entrevista con Jorge Beinstein:: En este súper aparato militar se está enfrentado con seres humanos de la periferia que tienen un grado de modernización que les permite enfrentarlos y ganarles

La recesión se ha instalado en el centro del Imperio, el debate ahora gira en torno de su profundidad, duración y alcance mundial.

Acaba de ser conocida la cifra definitiva del crecimiento de la economía de los Estados Unidos durante el primer trimestre de 2007. El dato inicial evaluado en un 1,3 % anualizado ha sido reducido al 0,6 %. Se trata de la tasa más baja de los últimos cuatro años que confirma la tendencia a la desaceleración ya iniciada en el último trimestre de 2006.